jueves, 30 de junio de 2011

EL SALTO

Resulta que nadie hasta ahora me había retratado el estómago. Resulta que padezco dolor crónico desde esa parte de la anatomía y, hasta la fecha, no había dado con el remedio. Lanzarse a la naturaleza muerta desde el revés de un “no” en un salto mortal es como encabalgar la belleza para ignorar el miedo. Ver el árbol donde se desata la tormenta y nadar dentro de la tierra donde habitan suicidas anónimos fecundándola de suspiros acuáticos. El vacío es el hijo de una nodriza con suerte. Ahí tenéis el trampolín. Soñad en azul y dejad que la gravedad haga su fortuna. La caída es en línea recta. Las salidas son rectas. El salto no tiene más dirección que la verticalidad, sea en el sentido que sea. Hagamos del impulso el núcleo hacia la luz. Buscar la tierra prometida y romper la leyenda del sueño sagrado. Si alguien alguna vez dudó del desgarro que produce la oscuridad en las luciérnagas, sólo tiene que imaginar que su estómago tiene hambre y lanzarse al vacío sujeto únicamente por los filamentos de un almendro. No penséis en las consecuencias. “¿Con qué te quedas?” , pregunta el tiempo. Los cobardes miran siempre detrás de los cristales. No os dejéis engañar por su transparencia. Aún no está claro que lo que vemos sea una salida de emergencia: sólo las nubes y el cemento saben de pactos inmortales.


(Palabras para una imagen de David García Torrado en su sección "Reflexiones" / "A solas con la obra")

miércoles, 22 de junio de 2011

PAUSE

Estoy ausente pero sigo rodeada de aquello que hace mover una gran parte de mí. Y por más que intente convocar a los ángeles de la santa seña no hay forma de bajen a este paredón (son listos ellos, a ver sino de qué les viene eso de estar permanentemente iluminados). La rabia ha enmudecido en su gravedad más profunda y yo permanezco amordazada desde este rincón triste de parábolas, sin respuestas. Esta es mi forma de estar. La odio, pero la necesito para seguir sintiéndome. No puedo hacer otra cosa que esperar. Así ha sido siempre. Dejadme la poesía en cualquier patria porque los árboles no conocen la ciencia de la incertidumbre. Que esos ángeles los vigilen: no hay prisa.

miércoles, 1 de junio de 2011

SEMPRE LIBERA

Al final una se convierte en marea. Y entonces flotan las máscaras de todos los ahogados a punto de vararse en la orilla, fósiles dispersos a la intemperie de las corrientes. Y sube el nivel del desamparo y se encalla en el 7. Una acotación notable para ser recordada. No ser convocada en el deseo, no ser escrita entre los huecos del tránsito, no ser marcada, no ser una imagen patética del efímero deseo. Moverse mejor entre las frases largas…respirar. Moverse libremente sin pedir ni esperar. Porque ¿qué se espera dentro de una frase larga? ¿Acaso vivir y sentir que alguien lo hace por ti?.

Hay alguien detrás, quizás esta vez lo haya. Dame tu aire, y déjame ser yo quien te recuerde cómo el vuelo más hermoso.